DINA PIERA DI DONATO SALAZAR
Nació en Upata en 1957. Realizó estudios de licenciatura, maestría y DEA en estudios hispanoamericanos en París, Francia (1977-1984). Se instaló nuevamente en Venezuela a finales de 1986 y se desempeñó desde entonces como profesora de literatura y creación literaria. Fue co-fundadora del Grupo de Estudios de Culturas y Literaturas Caribeñas de la Universidad de Oriente en Venezuela (1992-2000). Reside en New York ha cursado estudios doctorales en The Graduate Center of CUNY, centrando sus investigaciones en la representación de los estereotipos de escritoras y sus contradicciones y transgresiones.

Ha trabajado como profesora de lengua (español y francés) en diferentes Colleges de CUNY (Baruch College, City College y Hostos Community College). Desde su llegada a Manhattan ha participado en eventos literarios patrocinados por universidades de la ciudad (CUNY, NYU y COLUMBIA) e instituciones culturales (LART, Alianza Dominicana, Las Buenas Amigas -Lesbianas Latinas en Nueva York-, escuelas y librerías hispanas) leyendo sus textos ficcionales y dictando conferencias. En los últimos años ha escrito varios libros de poemas y relatos. Ha obtenido diversos reconocimientos literarios, entre otros: el premio de Poesía Bienal "Tomás Alfaro Calatrava", en 1996, el premio de narrativa "Alfredo Armas Alfonso" en 1994, el Premio de narrativa de la X Bienal Internacional "José Antonio Ramos Sucre" en 1990, el premio de narrativa Bienal "Daniel Mendoza" del Ateneo de Calabozo en 1989 y Mención honorífica en el concurso de Cuentos del diario El Nacional de Caracas, Venezuela, en el 2000. En 2011 recibió una beca-premio de la fundación NoMAA de la localidad de Alto Manhattan donde reside. En 2012, obtuvo el galardón nacional (USA) al libro escrito en español, "The Octavio Paz Poetry Prize", por su libro de poemas "2001-2011 Colaterales".

CONTACTO
dpdidonato@yahoo.com

WEB
http://dinapieradidonato.webs.com/
Entrevista realizada por Viviana Marcela Iriart


OBRA LITERARIA

Hasta el presente sus poemas y narraciones han sido incluidos en diversos estudios y antologías, entre otras: Voces para Lilith. Literatura contemporánea de temática lésbica en Sudamérica. (Lima, Estruendomudo, Perú, 2011), Cuando Narradoras Latinoamericanas narran en Estados Unidos Vol. 1 (Rosario, Ross, Argentina 2009), Dos Orillas: Voces de la narrativa lésbica (Madrid, Egales, España 2008), Aquí me tocó escribir. (Uviéu, Trabe, España 2006), Narrativa Cumanesa 1950-2004. (Caracas, Ovación, Venezuela 2005), III Antología Poesía de la Asociación de Escritores de Mérida: Eros y Tánatos y III Antología Narrativa (Mérida, Fondo Editorial Ramón Palomares,Venezuela 2006), El hilo de la voz (Caracas, Fundación Polar-Angria, Venezuela 2003), Las Voces de la Hidra. La poesía venezolana de los años 90 (Caracas, Mucuglifo, Venezuela 2002), Timor: Do Poder das Armas ā Força do Amor (Lisboa, Universitária, Portugal), Colinas y Colindates. Antología de la Joven Poesía Upatense (Upata, Predios, Venezuela 1993). Quaterni Deni. Antología. (Caracas. Nadja Editores, Venezuela, 1991).

 


CIELO DE ESMALTE

-¿Es verdad que hubo incesto entre Djuna Barnes y su abuela Zadel? Hipocampo lanzó la pregunta coreada por dos o tres guácala! y el quinteto de risitas que no podía faltar, a la derecha del salón de clases del primero A. Yo miré por la ventana como pidiendo ayuda para mis hormonas, el aire me faltaba un poco y una paloma se asomaba a mirarnos con ese ojo de monóculo. Hipocampo había dicho si en clase te pregunto algo sobre la familia de Djuna Barnes alégrate porque es que te tengo buenas noticias. Por mi parte fui enfática prohibiéndole meterse en mis asuntos. Mis asuntos no eran de novela pero ella se empeñaba en convertirlos en espectáculo y cómo era posible que una vieja como yo no lo hubiera notado a tiempo.
Empecé a transpirar y toqué aliviada el tubo de progesterona que me quedaba en el bolsillo. Sonreí recordando cuando Hipocampo vio una de esas gelatinas hormonales y me preguntó si se usaba como el mentol o la coca masajeando el clítoris para agrandarlo, entonces espanté la paloma y logré hablar de la abuela periodista de Djuna Barnes y cómo le transmitió un concepto de periodismo que brilló en los salones de lo que se conoce como modernismo decadentista pero también lo deslenguó a fuerza de precisión, no bastaba con la mordacidad que se había puesto de moda, a costa de adinerados no siempre pusilánimes como se ha llegado a creer. Leímos su artículo sobre Dina o Pierina la bosquimana, La chica y la Gorila. Prometí a la clase que abordaríamos profusamente el tema del incesto para lo cual deberían traer leído y anotado de Doña Bárbara el capítulo 3, La devoradora de hombres, donde nunca se dice pero se piensa que el padre fue uno de los violadores, posiblemente el primero. Aquello ya era viejo cuento que no suscitaba mayor interés, la clase iba deslizando por una peligrosa pendiente.
En el recreo me quedé de una pieza porque Hipocampo me entregó un sobre con la epístola que iban a mutilar antes de entregarla al Patrimonio Nacional. Corrí al baño a hacerme la refriega de progesterona que parecía un reconstituyente capilar o brillo para el peinado. Qué haría con aquella carta robada de Teresa de la Parra y con aquella muchacha que iba cerrando el cerco cuando junto a la carta ponía bien claro: sé quién tiene un texto original nunca publicado de El cielo de esmalte.