EL AZUR, QUE ES NEGRO, DEL CIELO APARTE
París
Me deprimen la desconfianza y la burlita solapada de algunos compatriotas, y también su falta de interés hacia las ideas que no sean recibidas en manuales. Pocos son independientes (y no excluyo, cuando digo compatriotas, a casi ningún suramericano). Pocos quieren más, desde el punto de vista del ejercicio de la inteligencia, que sentirse seguros entre los limbos de una ideología. ¡Y morir por ella si fuese necesario!... Morir o matar por una abstracción recibida en manuales... Pero eso sí, ellos jamás arriesgarían sus mentes en ese "combate espiritual" que, siendo tan fuerte como la batalla de los hombres, es más fecundo y más liberador.
Parece mentira ... mientras más hondo entro dentro de mí, escarbo y me fortalezco en la investigación propia, más enigmático resulto, más dañino y peligroso para la gente. Pues, obviamente, la gente no ve en mí otra cosa que el chaval hipersensible, miope, bien parecido, lleno de tics, que derrumba sus emociones sin rumbo.
SOS PUNTO NO TENGO IDEOLOGÍA PUNTO NI RELIGIÓN PUNTO NI PATRIA PUNTO NI PASAPORTE PUNTO NI NÚMERO DE LA SEGURIDAD SOCIAL PUNTO NI CÉDULA DE IDENTIDAD PUNTO NI BOLETA MILITAR PUNTO NI CARNET DE PARTIDO PUNTO NI CIFRA EN EL ORDENADOR CENTRAL PUNTO NI FOTO QUE ME RETRATE PUNTO COLOR DE PIEL PUNTO NI TENGO PIEL PUNTO.
¡Si pudiera afirmar: Soy du Havre, de Colonia, nací en Letonia! Si me pudiera identificar con una sola nación, una sola visión del mundo o con esa última canción de moda. Si pudiera tragarme la propaganda y creer la joda de que con el Mercedes todo sería parranda ... Pero no, no es así, .. Nací para rockear la sarabanda malandra que induce la locura; derrotando la amargura con la olvidada ternura y la verga dura.
Comí la hiel, la cicuta, la carne podrida ... y aprendí a lamer mi propia herida.
... Ahora soy dos, siete, diecisiete ... Hoz, martillo, democracia y ci-
garrillo. ¿Mi estandarte? Mono, arte, juego. El labriego de mi propio corazón. ¡Oh razón!
Fragmento de una carta para Bika. (Champeaux, Martes)
Aprendí a montar caballos a los nueve y a ubicar y matar con un solo tiro a una baba. A los doce, en el Niágara, aprendí a amar la nieve polvorosa, los pinares y los rojos maduros del otoño reflejados en el rio cambiante. De vuelta al trópico me enamoré de la mar voluptuosamente azul y de la luz blanca, y en los Andes, de la columna vertebral de hielo, roca, nube y silencio sonoro.
... Pero como te lo confié la semana pasada, poco tiempo después -para mi desgracia- senté la belleza en mis rodillas, la encontré amarga y la insulté, y sobre toda alegría, para estrangularla, di el salto de la bestia feroz. Quiero decir: Me volví un vulgar adicto a las ideas, un racionalizador del miedo y de la cólera ... y perdí toda conexión adamantina con la realidad. Ahora aunque esté contigo en el campo releyendo "El canto a mí mismo" y el "Tao Te King, " bajo ese árbol inmenso que tanto nos gusta, no puedo sino preguntarme:
¿Qué sé de piedras, de flores, de las hormigas y el estiércol?
¿Qué sé del crepúsculo rosado o de las gavillas de colores variables según las horas y las estaciones?
¿Qué sé de la sencillez de saberme higo, una espiga, una alcachofa,la caña de azúcar que endulzó mis trópicos y la remolacha que endulza tus Balcanes?
¿Qué sé -con toda seriedad- de ser la gota de rocío, el bodrio de la savia, el río, el pan comido, el pan por comer ... y el vino que hemos de beber?
¿Qué sé, de ser sin pensar? ¿Qué sé de ser mujer, Ariel o Nathaniel? ¿ Qué sé de beber, de cagar, de dormir? ¿ Qué sé -en fin- de vivir?
¿ Qué sé de lo que no es mental: lo material inmaterial elemental?
Champeaux.
En París Charles me entregó una porción de peyote. Según él debo
aprovechar mi estadía en el campo para comerlo, solo, sin su presencia; pues tiene escrúpulos de que sus vibraciones hayan podido influenciar: nuestra "experiencia" anterior y piensa que sería muy aleccionador para mí volver a comerlo sin su apoyo fasto o nefasto.
****
Hoy, 21 de septiembre a las 9 de la mañana, apuro -venciendo el temor y la resistencia de Bika- el cactus amargo, radioactivo y misterioso.
... Dos horas sin poder moverme de la cama. (Tan ensimismado estoy en las vibraciones que recorren mi cuerpo y aceleran mi dinámica mental, que Bika - a mi lado- no existe).
HECHO INESCAPABLE, INESCAPABLE, INESCAPABLE, hecho inescapable de ser un círculo vicioso formado por cortocircuitos girando alrededor de una inmensa náusea de estar vivo.
No puedo ignorar la fragancia, abyecta, de mi respiración destinada a paralizarse cuando menos lo espere, ni huir del aciago monopolio de mi cuerpo, mis sensaciones y mi egocentrismo:
Un círculo
chupa mi yugular
lejos del palomar.
La paloma
de malabar
no es un vínculo
es un azar
¿ y yo quién soy?
¿Soy acaso
el ocaso?
¿O soy
el otro círculo
al que me quiero unir?
¿El nadir
del que me quiero escapar?
¿El súcubo
que me hace gemir?
¿El cénit que necesito alcanzar?
Me empleo a fondo para levantarme. Y, después de haberle asegurado a Bika hasta la saciedad que no se debe angustiar por mí, camino varios kilómetros (como hacia una promesa de silencio y paz) hasta una iglesia románica abandonada entre los campos labrados y el pueblo.
Otra hora
perdida.
No sé rezar
No sé aunar
a mi herida
el arte
de amarte.
Ni esa ciencia
florida:
La paciencia.
Otra hora
jodida ...
...Con el rabo entre las patas me dejo ir por las callejuelas mezquinas de Champeaux -y no puedo dejar de pensar en Charleville, en Rimbaud y en el filo de la navaja que me fuerza a caminar sigilosamente, para que los pequeños burgueses no descubran que en realidad soy un león sin amaestrar, muchos ojos y la voz de sus consciencias.
En el camino de retorno a la finca -durante unos minutos- un jardín de repollos me enseña la verdad del morado heráldico. El tronco de un árbol me da lecciones sobre la evolución de las especies y los trigales me alimentan con su sola presencia.
¿Cómo describirle a Bika lo que me sucede? ¿Cómo desnudar para ti lectora amada, desconocida y vibrante, la gran interrogante?
... Ella me mira desde la distancia de su sentido crítico, desde su preocupación y su enamoramiento.
Yo la miro
desde las flores,
los olores,
y un espacio peyótico
que ya no es neurótico.
Me empuja una añoranza implacable, un recto impulso hacia arriba... y cuando creo que voy a alcanzar el éxtasis, vuelvo a caer en los torrentes que descienden hacia el agua pesada donde me ahogo.
Envenenado por una angustia que necesita trascenderse. Pesado con el dolor universal de la materia. Pesado pero rítmico como la tierra, como el girar matemático de los universos. Propulsado por una honda, recta e infinita añoranza: Hambre del amor absoluto, hambre del Espíritu Santo, me pierdo en el bosque, solitario, alerta a los pájaros, a la melodía del viento sutil entre los árboles; alerta a la magia de todo lo que nace, muere y se renueva.
Tengo diez años, soy Simón Bolívar y "esgrimo con firme brazo" la espada de madera que yo mismo fabriqué, contra los ejércitos imagirios de Boves que Adolfo Ramírez comanda por los breñales detrás del Autocine de Los Chaguaramos. Soy Robin Hood, el de la flecha certera, que acosa a los ricachones en las noches de Sherwood para luego compartir su botín con los pobres.
Hombre,
niño,
héroe
o rata:
Mi mente
es el agente
de la identificación:
Es una horma,
crea a la gente,
crea la pasión
por el nombre
que mata.
Por la forma
amada,
que no es nada.
. .. Cuando salgo del bosque, me enfilo por una avenida bordeada de robles centenarios que conduce a los jardines geométricos y al palacio dieciochesco del hombre más rico de la comarca. Pero esa vista me parece irrisoria en comparación con la pureza escarlata del disco solar, bruñendo los trigales, a mi izquierda, de bronce, cobre, oro y rubí.
¡Me arrebata una obsesión repentina de unirme al sol! Sí, sí. .. un anhelo de engranarme al dinamo que vivifica nuestra tierra. Una necesidad de levantar mi frente hasta la luz por la que Dante atravesó el infierno, Vincent enloqueció y Cristo resucitó.
Por eso me apano de la senda bordeada de robles y
Camino por el trigal
enamorado de lo dorado,
todo mi pensamiento desatado ...
Sin sexo ni edad,
desmontados por la claridad
los maderos de mi cruz;
buscando la luz
trascendente
donde no miente
el tiempo miserable;
buscando lo perdurable.
...Veo el sol acostado,
trastocado su dorado
en bermellón.
y quiero estar a su lado,
su esplendor a mi costado
antes que por el empellón
del tiempo me sea robado.
Me descalzo
y alzo mis ojos ...
A lo lejos el astro fulgura
sobre la locura
humana,
que del mañana
espera tanto
y no conoce lo santo
del ahora.
Esta hora.
Por un momento
misterioso
todo es inteligente
y milagroso.
Por un momento,
creo al sol poderoso
la plenitud de mi gozo ...
Pero el reloj es implacable:
El dorado adorable
se oscurece.
La noche crece.
Otro sol perece.
Otro día pasa.
El tiempo -sigilosamente-
apenas construyó una casa
impermanente,
un palacio de cristal
en el trigal.
... Melancólico y morado,
oteo el horizonte pintado
de esplendor inmaculado .
... Sigo atado,
maniatado por no descubrir
aquello que le dé sentido al vivir:
Lo que alguna vez Dios reveló ser.
Aquello que el hombre creyó ver.
Un sol que no se puede poner ...
Mi cuerpo se hinca entre las espigas y mi mente -con todo su peso angustia y su anhelo- se concentra, con un golpe de voluntad indómita en un punto radial de mi mente... y entonces...
Sobre el horizonte glorioso,
infinito y milagroso
una Luz desconocida
-más brillante y atractiva
que el primer lucero,
que cualquier herida-
me ilimita, abriendo un agujero
en lo que antes era un pobre cero.
...Y de su túnel vertebrado liberada,
venciendo la enfermedad de la gravedad,
de amoroso amor arrebatada,
mi alma surge de mi frente
y vuela hacia su Fuente...
... Más allá de las ínsulas extrañas, nemorosas, los ríos sonorosos, el silbo de los aires amorosos. Más allá de la música callada, espacial, ilimitada... sin otra compañía o referencia que esta implosiva energía de mi transferencia hacia la luz viva y cristalina donde todo culmina... y para mejor gozarla quiero muriendo alcanzarla pues a Ella sólo la quiero, que muero porque no muero .
...Y cuando estoy a punto de diluirme ya en la inmensidad y la gloria de lo Santo, Santo, Santo... Una voz seráfica, que trona desde todas las dimensiones del espacio, me advierte: "¡Detente, detente o vas a perder tu cuerpo" Ya has contemplado lo que anhelabas; has visto la Esencia de todos os Buddhas. No ha llegado tu hora todavía. Tú tienes una misión que cumplir .
...Entonces, con la misma velocidad vertiginosa con la que fui ascendido, comienzo a involucionar hacia la órbita gravitacional de los elementos constitutivos de mi psiquis; de un yo mental y sensorial que empieza a percibirse volar, primero hacia un planeta azul y ocre en el espacio cada vez más denso y oscuro, y luego hacia un cuerpo arrodillado sobre un trigal maduro; hacia una sangre, una misión desconocida y los besos del placer y del dolor ...
****
Bika se me antoja conmovida en la penumbra de la última nube violácea y de los luceros tempranos, y entre el canto de los grillos -su mano firme en mi mano- me dice sorprendida: "Nunca te he visto tan sereno... ese cactus mexicano como que se las trae". |