Nació en Barinas, Venezuela, 1961. Radicado en Mérida desde 1981. Poeta y ensayista, Magíster en Literatura Iberoamericana, Licenciado en Letras (ULA 1994). Profesor e investigador del Instituto de Investigaciones Literarias “Gonzalo Picón Febres”, de la Facultad de Humanidades de la ULA. Es miembro del Grupo de Investigación de Literatura  y Cultura brasileña (GILBRA) del IIL. Con el Peninsulares ganó el Primer Premio de Poesía de la Asociación de Profesores de la ULA (APULA), 2002.


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OBRA LITERARIA: 

Bajo tu nombre  (1993),   Del sagrado Prodigio  (1997),  Peninsulares (Premio APULA, 2002),  La música caribeña en la literatura de la postmodernidad  (Ensayo, 1998).

 


AUDAZ CORAZÓN

 

Él se acercó audaz hasta su corazón, todo su ser era una inquietud a punto de estallar. Palpó la dulzura de las manos.

Ella que no quería comprometerse, dio la espalda y se enfrentó a su soledad como un imposible que luego se hizo hiriente melancolía.

Él inclinado sobre su cuello le besó y toda la tierra desde su más álgida carnadura se estremeció.

Ellos que eran mudos se comunicaban con las mejores palabras. Se reservaban el silencio más constante y laborioso.

Ella sin embargo, no parecía tener más que su cuerpo y la sobresaltada carnadura que apenas era contenible para poder responder. Cada gesto, frase, mirada era un desgarramiento, un arrancamiento posible que él había elaborado con todo su esfuerzo de los hombre lúcidos.

Quizás lo menos vehemente de sí, junto a lo más espontáneo y luminoso, estaba en juego, sencillamente él se extravió cuando el tiempo, las mil respuestas negativas, los otros silencios y el hondo dolor como en todos los amores, fue forjando la separación.

Inédito

 

 

 

ORFEO

Hay un instante
en el cual
todos los tormentos
se detienen

la ciudad impone su alegato
y él
heredero del oficio
de embellecer el mundo cae
rumoroso y jadeante
sobre el espacio de los desamorados

Una tribu le persigue
insinuante, insidiosa
hasta darle caza

Solitario de amor él se retira
por entre los muros
de la antigua ciudad
que ya no vemos

 

 

TOMADO DE: DEL SAGRADO PRODIGIO

Yo ceremonio en tus ojos
y postergo
el encuentro del verbo
que es carne de amor
Y hoy último de octubre o del año

Tiemblo
diciéndome:
que tiamo
que te amo
que
te
amo.

He vuelto
sobre tu nombre.
No he podido
quebrantar
los albores
de la palabra
más grata al corazón.

Es duro nombrarte
bajo nuevas palabras.
Difícil
denotar la fuente
por ti habitada.

Llegamos
íntegros
a pesar del tiempo
los malos sueños
y el despojo.

Venir de las tersura de dos arcos
o dos cuerpos que se rozan en el aire.

Salen fantasmas en la casa
de la calle del viento.
Se descorren palabras
un torbellino lame la memoria
el olvido
sin angustias
bajo el pecho
continúa su golpe de horas.

A los testigos del fuego
ofrendo
un temblor de Oro
viento suave que
arrastra noches
y espesuras.

Misteriosa
clara
inagotable
la palabra
es una mujer
que nos aguarda.

Sólo ellos
los amantes
rescatan
del imposible
los extravíos
paraísos.

Y toda la candela del tiempo
en resplandor
incendia la noche
hace oscuro al río.

Mientras
el guerrero juega
contra todo
su destino.

Desde el origen
vino a darnos la espalda
a caer
lentamente sobre nuestro cuerpo
a sumar pliegues a la debilidad
del rostro.

Llegó goteando
todo el colorido de la vida
y nos sedujo.

Salió a cantar a nuestros ojos
fundar la constancia del guerrero
enamorar la carne
y aún anda en crecimiento
con nosotros
por esos largos pasillos
de los días.

Todo torna a su fuente
la materia
bajo nombre común
se fragua en los días
la tierra
se viste de color
en esta mañana despejada
de asombro
y de ternura.

Todo vuelve
sobre los soles
que curten la piel del sentido
en la tarde
aspeada de reposo.

El guerrero se toma su descanso
y juega con la noche
a correr por las horas
en otra manera de adentrarse
en el aire
de la mañana levantada
donde quedan restos de sol
de lluvia
de disueltas nubes
de fríos y de potencias…