San Cristóbal, estado Táchira, Venezuela 1953. Abogado de profesión, ha mantenido una estrecha vinculación con el mundo de las artes. Integrante, en su juventud, del Teatro de la Universidad de los Andes, fue fundador de grupos teatrales en las ciudades de Mérida y San Cristóbal, de revistas literarias tales como "El Cadáver Exquisito" entre otras y el taller literario "Zaranda" (1979). Posteriormente hizo estudios de postgrado en Francia y se desempeñó como funcionario de las Naciones Unidas en Centro América. Reside en San Cristóbal donde, además de ejercer su profesión y desarrollar su intensa labor literaria, ocupa un cargo en la directiva de la Asociación de Escritores del Táchira desde 1992. Ha publicado en la mayoría de los volúmenes de Zaranda, en la selección de "Poesía Contemporánea Tachirense" de la Biblioteca de Autores y Temas Tachirenses y en diversas revistas y periódicos nacionales y extranjeros.


CONTACTO:
homerovivas@hotmail.com
http://www.letralia.com/ciudad/anaberta/070524.htm

     

OBRA LITERARIA:

"Ciudadela Sitiada" 1996; "Índigo" 2002; Poesía Contemporánea Tachirense (recopilación).

 

 


A MARÍA DEL CARMEN GODOT


-Mi perro-

dejó su aliento
en los comienzos
de las lluvias
Como él
hoy devengo
ovillo
Inicio un retiro
a lo profundo
de esta madriguera
Procuro así
elevar empalizadas
Alejarme
Erigir
un sitio interno
sobre esta ciudadela
que se debate
en una batalla
larga e incierta

 

No se acaba el verano
que se dejó muerto
El otoño comienza
y aquel sol
que alumbró las caminatas
continúa siendo
dueño y señor
de estos aposentos
y el deseo será rocío
de madrugada ansiada
Se perdonan las trampas
y en este eterno juego de escondidas
se absuelven
las ganas de perderse
entre la niebla

 

El fuego de los dioses
Creamos
los destinos
Son de sangre
los adoquines
y el asfalto
Hurtamos
el fuego
y las entrañas
no cesan
de hacer hermosas
las aves
de lejanos abolengos

 

 

CIUDADELA SITIADA

La muerte habitual pensionada en esta casa
Irreverentemente
bajaste de la loma
y sembraste la semilla odiada
en mi conuco
Hoy
cuando la hiedra
ahuyenta el respiro
y la muerte se convierte
en habitual pensionada
de esta casa
regresas
y quieres llevártelo todo
aún esa humedad de las paredes
que refrescaba
las tardes de verano.

 

A mi padre
Arañaste ese pedazo de tierra
vestido de cactus
Excrementos fungieron de abono
y el agua que brotaba de tu cuerpo
regó y sació la sed
de las arenas y las piedras
Pasaron siglos
y el verde ocupó el fragmento
donde antes reinaron los chamizos
Nos cubrimos de guayabas
mandarinas y cayenas
Hoy
aquel lugar no se consigue
despareció quizás
cuando algunos animales
se avistaron en el despeñadero

 

Anuncios y Presagios
No te eches a morir
Fulgor
Recojamos el hinojo
y guardemos un poco en la vasija
El otro que lo coja Pragedes
a ella le va a hacer falta
Anoche buscó
Y una piedra rodó por la canal
largo como si llegara
hasta la casa de Sandalio y Ana Paula
Que vaina
cómo fue a rodar por el cerro
cómo no se iba a dar cuenta
que el camino se había ido
Maldito
Maldito Juan José que lo invitó
Era mucha la estima
Si le toco la puerta
Si le arrastro las piedras
por todo el corredor
Y aquel olor a azucena
a vela apagada en el viento
y el murmullo en los oídos
en todita la noche
Deja caer
el terrón en la fosa
vámonos
el sol partió

 

 

PASOS

Nos sumergimos
en los ríos de luces
de esta Olimpia
conduciendo un carruaje
ligero
y frágil
Pretendíamos olvidar
el sino inexorable
que encadena nuestros pasos
difuminar
en cierto modo
con un fino pincel
estos caminos
que a fuerza se parean

 

Animal que acecha
Como lechuza nos miras
y nos despojas
Violas lo cubierto
lo que se oculta
Abres portones
y rejas
Disipas nuestros cielos turbulentos
nuestras tormentas
nuestros huracanes

 

Te oigo
Babilonia
te oigo
Te oigo
en cada uno de tus gritos
Oigo
ese río que subyace
Ese quejido
Oigo tu guerra
y tu lamento
Oigo tu deseo
Oigo en lo profundo
de las arterias
que recorren tu suelo
Oigo tus ansias
tus gemidos
tus orgasmos
pero no oigo tu ocaso

 

 

NOSFERATU

No hay
sino esta presencia
que como sombra
persigue pasos
de alborotada vida
No viviente
quien te atrapa
en los callejones perdidos
de una metrópolis amada
Yo
heredero de corrupta sangre
Otra vida



Son
como palabras
si es que llenan
Relámpagos
y queman
esta desidia
Son estas nubes
que descargan
y no plena
este pozo tuyo
Cuantas veces
haré vuelta
a este camino
Qué diques
abriré
Que de ríos
podrán cubrir
tu gloria

 


Manchar lo vacuo
Decir de eso vivo
Evadir las rutas obligadas
Buscar los escondrijos
Conocidos de esos Dioses
Voltear la regla
los destinos

 


Apoderada
de la estancia
Patrona
Ingrimitud
Haz
libertos
esos
tus siervos



Tarde comienza
la furia
Las heladas espigas
avanzan
Él
encercado
en la tiniebla
viste la armadura
Clama
los combates



De amor
forjar el verso
A licores
atrapar los signos
Violentar
el blanco
Afirmar
un lecho que se oculta
Mujer
la casa íngrima
se desvanece
Los cuervos
en sus garras
atrapan la colmena
Los sueños escapan
y un camino
Lengua de Serpiente
Se regala

 


Es
este silencio
Esta apacible soledad
Es
este vaho
-esperada voluta-
lo que trae
y lleva
y marca los signos



Rehacemos vidas
para enfrentar
desoladas frondas
Caminamos lunas
y llegamos
La misma brisa
nos hostiga
El mismo polvo
que una vez
fue barro
La misma tristeza
y nos callamos