Escritora venezolana (La Asunción, Nueva Esparta 1953). Licenciada en letras egresada de la Universidad Central de Venezuela (UCV). Realizó la maestría en literatura hispanoamericana en la Universidad Pedagógica Experimental Libertador (Upel) y estudios de doctorado en la Universidad de Barcelona (España). Ejerció como docente en la UCV, en la Universidad Simón Bolívar (USB) y en la Upel. Fue secretaria general de la Asociación de Escritores de Venezuela, Zona Metropolitana de Caracas (1989-1992). Representó a Venezuela como directora del Capítulo de Caracas del III Encuentro de las Academias Iberoamericanas de Poesía (Georgetown University, Washington, EUA, 1997). En University of West Indies de Barbados dictó el curso Cultura Latinoamericana, auspiciado por la Cancillería Venezolana (1998).

Se desempeñó como secretaria de Actas del Círculo de Escritores de Venezuela por dos períodos (1995-2000). En Nueva Esparta dirigió la Casa de la Cultura “Monseñor Nicolás E. Navarro” de La Asunción (2000-2003). Actualmente es vicepresidenta del Consejo Consultivo del Círculo de Escritores de Venezuela. Ha recibido las condecoraciones “Orden al Mérito en el Trabajo”, Primera Clase, y “Orden Andrés Bello”, Corbata. Recibió el Premio Regional “Casto Vargas León” (poesía; Nueva Esparta, 2001) y diploma de honor en el Concurso Lincoln-Martí, (Miami, 2006). Ha publicado No apto para los ritos de la sacralización, Ardentía, La Casa del Vigía (mención de honor en el Concurso Fondene, 1992), Bajío de sal, Levar fuegos y sietes y Cuerpo de resistencias, así como, en coautoría, Lo visible, lo decible, Quaterni Deni. Textos suyos han aparecido en revistas y periódicos de Venezuela y el exterior. Su obra ha sido reseñada en varias antologías de poesía.
     

OBRA LITERARIA:

Cuerpos de Resistencia (2006)

 


POEMA V

Si hay alguna pantalla
En lugar de Dios,
“En caso de incendio”,
favor rescatar los mitos y los sueños
¿Acaso, la “Aventura de los Galeotes”,
del Hombre de la Mancha,
o el “Abra Solar” de Alejandro Otero,
no son revelaciones del espíritu humano?

Acompáñame para solicitarte
antes que la globalización nos uniforme.
Dime si tu patrón se impone
o me voy en vuelo,
antes que Poncio Pilatos dramatice
y me quede con la verdad por fuera.
Si así se virtualiza, prefiero ser Dulcinea desnuda
que una Maja con retama.

 



Poema XLIII

Arriésgate en la equivocación,
también mi traje se arrepiente y cae
y tú no estás, ni ese extraño conjuro
que hace balanza entre desnudo y seda.

(Del libro Cuerpos de Resistencia, 2004)

 

 

I

El candor intenta ser el bosque
y todo el palpito del bosque,
es la encarnación de los milagros.
Con el candor me asomo a la existencia,
mientras el goce va colmando el fruto
que acaba en mordisco.

Lo sabroso, rebelde en la manzana,
para que Adán se decidiera
cuando apareció una Eva amotinada,
cuando Dios se vino con la noche
y el aguzado piar de la mañana
y algo que llegó con su sino mordiente.

Desde entonces digo, por si me atrapa el sueño:
Prodigio es que el hombre sea turpial y zorro
y juegue detrás de las matas.
y no se repitan fábulas de desencuentro y trampa.

Prodigio es extender las manos y encontrarte
tiernamente ungido,
como si fueras un país sin rejas
o una tierra sin mendicidad.

Al alba se estrellan setecientas setenta y siete plumas
y un pájaro se resuelve en canto,
como resistencia al susto de lo incierto,
como la esperanza.

IV

Entreabierta la puerta,
tu alma se disputa una salida
con la vacilación.

Contrastar la sombra con la claridad
hace del adentro miedo y del dolor afuera.
Se trata de armonizarnos para luchar,
se trata de resistir, de trasegar la fe,
pero sé que has dispuesto tu asilo,
lo veo venir desde mis lentes
ahumados de sol
donde se reflejan terror y evasión.

Has perdido tu habitación y sus aceras
por eso, la libertad se pudre en tu calzón,
y la imagen de la tierra se muere en tu cabeza:

¡Cuidado, puedes estropearte el sombrero!

V

El humo del café parece alcanzar algún sentido:
Espera.
Estos días padecen lo triste,
la rabia y también el fulgor.
En este país todo es posible
mientras tengamos la oportunidad
de encontrarnos.

No traduciré a otra lengua las palabras,
sus enigmas son recados divinos.
Alguien eructa sobre la vida
y un oficiante devoto recuerda que el café se enfría.
Una rosa en la mesa hace a la compasión inevitable.

La supuesta conversa se torna más lejana.
No sé por qué crees sentir la vida por esa ventana,
si no te inspira pasión, la tecnología es sólo una
pesquisa.
Nadie le pregunta nada a la ternura,
a la mirada, a los gestos.
Entretanto, la flor, intacta.

X

Si yo fuese niño,
pintaría con muchos colores la pantalla
para que sean de payaso,
en vez de horror,
las horas del tonto.

XX

El de los árboles cortados no me alcanza
vino con su máscara y sus botas
y más allá su lágrima,
¡Cocodrilo de marras!
“aunque fuera yo justo”
y “aunque hayan aumentado mis heridas”,
no dudaré
y “defenderé delante Dios nuestros caminos”
La resistencia me asiste y fortalece.

XXVI

Todos los días
tu cepillo quita la piedra de los dientes
para que no se te quiebre la voz.

XXXIV

Aquí estamos,
a media asta,
amotinados en la herida
de esta sinuosa y lucífera serpiente
que muerde y paraliza
a toda Eva que exceda a mujer.

XXXVI

Resoplar, respirar, resollar, jadear;
hago ejercicios para resistir,
con ganas de arropar la vida,
mientras te endevotas con la mentira
de los discursos y una importante tecnología
que eres incapaz de aprovechar.

Guardo en los ojos el verdor de los huertos
para que nunca sean prisioneros
pues la comedia virtual es un bello castillo
con su alma en pena
y cada arenga un vértigo con su ametralladora.

Sí importa cuánto dura el juego
¡Que cacen a los depredadores
porque pasa el invierno y comienza la flor!
Es mejor aparearse cuando se comprende
quién es el uno y quién la compañía.

Tu tabernáculo se empaña,
júntate al fervor,
abrázate y mira,
alguien busca una visión que los incluya.

XXXIX

Aquél de alma agradecida
llega cargado de silencio
y cubre la retaguardia,
por si las armas y el miedo
hacen ruido en la tierra.

XLIX

Si te hablo,
te vuelves quebradizo
si te serenas, me alcanzas,
si me buscas, soy la mensajera,
y si me apartas;
río abajo como flor de bora.

Relámpago, espoléame la sabiduría,
lluvia, no presagies mi rostro;
viento revelado, deslúmbrame;
fuego con fuego, aclárame lo turbio;
polvo que somos, acércame al hermano;
agua perdidiza, gáname el amor.

LIV

Juntémonos, amor,
y hagamos gentío.
Me reclama tu herida
y la plegaria por todas las heridas.

Somos la espiga que nace entre las rocas,
cuerpos de resistencia
y la esperanza como subversión.

Somos la fe de los abrazos,
presencia de vela en la sombra,
el espacio para la libertad.