Caracas, Distrito Capital. Poetisa, ensayista y Doctora en Educación. En los años 80 perteneció al Grupo y Taller Literario “Marco Antonio Martínez” tiene textos publicados en varios de los números de la Revista “Para Las Telarañas” del IPC (Caracas). Ha publicado varios de sus extensos poemas en revistas Nacionales e Internacionales. En 1996 ganó el Concurso de Aproupel, IPC con el poemario ATLANTE. En 1997 funda el Taller Literario “Dr. José Adames” en la UPEL Maracay. El año 1994 gana Concurso de Oposición en la Cátedra de Literatura Latinoamericana y del Caribe y II. Desde ese año se traslada a la ciudad de Maracay. En 2004 Crea y dirige la Línea de Investigación en Poesía Latinoamericana del Siglo XX. Trabaja en Pregrado, Postgrado y Doctorado de la UPEL, Maracay. Ponente Nacional e Internacional en las áreas de Poesía y Enseñanza de la Literatura.

     

OBRA LITERARIA:

Poesía: Atlante, Y si después de todo, Odas al navegante, Caracas en la espesura.
Narrativa: Granito, Lisboa.
Ensayos: En torno a poetas latinoamericanos y enseñanza de la literatura.
Inéditos varios poemarias y ensayos.



CONTACTO:

mariadelroschacon@hotmail.com
mariadelrosariochacon@gmail.com



REFERENCIAS:

Ensayo sobre Eugenio Montejo





 


Del libro GRANITO

Había una vez un granito de oro que vivía rodeado de grandes maravillas naturales, pero nunca se atrevía a disfrutarlas: Habitaba una cueva llena de rocosidades. Allí reinaba un olor sorprendentemente ácido.Como era de suponer granito de oro estaba aburrido de tanta rutina;por lo tanto un día en que la intolerancia de su cueva le torturó más que de costumbre decidió explorar otros mundos. Subió sigilosamente sujetándose a las estalactitas que cubrían el techo de su insoportable hogar. La angustia lo cubría completamente. Quería llegar lo más rápido posible, no obstante fueron muchos los obstáculos que tuvo que solventar.
Así granito subió y subió hasta que finalmente sintió un calor que lo ofuscó. Encegueció por largo tiempo, pero no desistió. Al fin se dio cuenta de que una roca encendida estaba encendida en una tierra azul muy extraña. Ël sólo había visto cielos marrones. Saltó de alegría y comenzó a rodar en una superficie verde muy nueva. De esa manera dando brincos llegói a un cristal brillante, pero con mucho movimiento, trató de palparlo y ¡Sorpresa¡ Sus dedos traspasaban el espejo, un frío le entumeció los dedos. Era tan fresco el espejo que decidió lanzarse al cristal y ¡Chupulún! Se dio su primer baño transparente. Creyó morir, pero ahora el cielo era un espejo y a su alrededor el aire era frío, había otros compañeros casi transparentes que lo observaban y hacían burbujitas una a una iban saliendo de sus bocas. Movimientos multicolores rodeaban su espacio.
Todo había cambiado. Un frío le recorría el cuerpo. Quiso hablar , pero todo lo que salía de su boca eran burbujas, lentas burbujas disfrazadas de palabras. Aquí la vida transcurría en un cielo transparente y un cielo oscuro.. No podía hacer nada pues cada día crecía el nivel del agua. No obstante un día comenzó a bajar el nivel del agua y de pronto observó que ya el agua no lo cubría. Por eso decidió rodar en sentido contrario.

 

ALIDIA (Mayo 1985)


Su Belleza sólo se percibe a través de ella misma. Verla es perderse en un universo de soles sutiles. Su voz es canto para dioses. Sin embargo hay tristeza vital en ese marco de mujer. Todo tiene su explicación y el metro ochenta de Alidia me la ofreció. El impacto y la serenidad que siguieron fueron de años. Usted amigo lector, no se impaciente es mejor no saberlo. Cualquier incauto diría que sus ojos de tordo vuelan en busca de un platónico amor. Quizás el vocablo acertado es despecho. No. Ella sigue su filo de vida como dormida. Es una sonámbula ávida de hoy, pero un hoy con una sola perspectiva: aprender, ningún contacto extrafamiliar una o dos amigas parasitarias que la visitan. Por la noche vanamente intenta soñar con mariposas, pájaros y flores. El día la sorprende en su pesadilla eterna. Una palabra tétrica la envuelve la sacude y los maniáticos que extinguieron su verdad se dibujan en cada rostro que pasa.

 

Del libro LISBOA

Suben, bajan el mar inspirados. Llevarían a cabo su sueño: Conocer la ciudad de Pessoa, aquella ciudad llena de piedras, aquella ciudad cosida piedra sobre piedra con la paciencia de hombres sin prisa a la que tanto le cantaron Ribereiño y Fernando. Leer las señales no era cosa de superstición, descifrar peldaño a peldaño las rúbricas de una ciudad que se construye para ser leída en la piedra, los hombres de mar no son fáciles de disuadir.

Un golpe sacudió la embarcación e hilvanó una historia diferente.

Ya en la orilla recogió su equipaje. Los hombres, decidieron trabajar en la embarcación. Gradualmente subió el inmenso lodazal. Siempre le había asqueado el agua revuelta con tierra. Le prestaron auxilio. Se dejó conducir con la mansedumbre del agotamiento, cuando llegaron al cuarto sucio y maloliente intercambiaron una jerga inintelegible. Trataba de entender la situación cuando sintió el golpe, un sopor le embriagó.

Otra vez las hermanas a la oración. Porqué tanta rezadera al fin y al cabo ellas no tenían oportunidad de hacer algo inadecuado. En la noche “la chica cosmo” trajo la revista prohibida. Era full color. Un rostro detuvo la ansiosa búsqueda. No imaginó un hombre así. Se veía triste, pero por sobre todo perdido en el marasmo de la toma. ¿Quién sería? Es un fotógrafo de la revista que a veces modela, le respondió su amiga. Ten paciencia el sábado verás a tu lente favorito.

El olor de las velas encendidas la trajo del mundo del no regreso. Apenas atinaba a ver, a lo lejos El Palacio de Pena. Ya no tenía falda, sólo eran hilachos colgando de los muslos. Intentó levantarse, pero un punzazo en la muñeca la obligó a retractarse. Lentamente figuró el entorno. Esto sólo lo había visto en las películas que disfrutaba a hurtadillas con sus amigas del colegio. El dolor la perforó. Sintió náuseas, primero una sombra, luego un bulto, un rostro espeluznante rozó su cara. Comenzó a manosear sus senos y ya no pudo más se vino en convulsiones. El enorme cuerpo la cabalgó. Sintió las velas quemando sus cabellos y toda la podredumbre cerca de su carne, luego un último grito, el de él. Pudo ver en el horizonte el mar, pero muy lejos casi sin oportunidad de evadir esa montaña. Sintió la fascinación del bosque y se dejó llevar por la música de los dioses vegetales.

No hay duda cuando decide ser autosuficiente lo es. Subió los escasos peldaños del hotel de mala muerte: matadero dirían sus amigos. No había rastros de su joven esposa. Se trataba, sin duda, de una de sus bromas pesadas.

Cuando despertó habían transcurrido dos días. El cansancio lo sedó. ¿Dónde estaría? Ahora sí le inquietó tanto silencio.
Una fragancia desagradable la regresó. La incomodidad era mayor, se hallaba al revés. Su carne estaba dormida. ¡Estoy muerta! Un pinchazo la sacudió, algo pasaba a su espalda. ¡La estaban cosiendo! El olor la penetró, un hilo caliente y negro bajó hacia su pecho. Nuevamente nubes grises.

-Te estuvimos buscando estos tres días. Hasta que uno de los baquianos indicó este camino. ¿Cómo llegaste hasta aquí? ¿Qué ha pasado?

-Sólo sé que prometió volver y lo hará.

Mucho después se perdió uno de los niños. Sospechó de inmediato. Se empecinó en la búsqueda. Recordaba las palabras de la abuela, pero no las entendía. Eran otros días cuando la vieja disponía sus artes para la inquietud y zozobra de sus nietos. Cuando la piedra roja saltaba sobre la blanca, cuando las runas cantaban desde su silente memoria. Así día tras día, estremecimientos más, estremecimientos menos ...Sólo veo una luna y una hoz cruzadas por encima con una mandarria todo eso sobre una piel muy blanca grabada con una luz blanca, más blanca que el blanco, casi blanca fosforecente y la palabra LISBOA en grande cruzando toda la superficie.

Decidió seguir la voz de su olfato. Ya el olor de llamas de vela se hizo familiar, comenzó a sentir la náusea. Lo había llevado al mismo sitio. Seguramente utilizaría la misma rutina. No podía detenerse, un segundo sería la muerte. Sólo se veía el niño atado cual Jesucristo, destilando sangre. Su llanto era inaudible. Cuando la vio se le anegó la garganta, lo levantó. Tiró de sus mecates. No podía soltarlo. Buscó algo afilado. En ese momento llegó el especimen y se entabló la lucha. Todo sería inútil. Trató de asirla, el olor a mujer lo trastornó. No estaba acostumbrado a mujeres de pie, vivas, conscientes. Lo perturbó su aroma de tigra en celo. Aprovechó para colarse. Cuando él quiso aferrarse a su cuerpo le incrustó una astilla en el ojo. Gritó con todas sus fuerzas. El grupo que le había seguido escuchó y atinó el lugar de donde salían los gritos. El especimen no pudo con tantas personas y se escabulló.

Cuando extrajo al niño de en medio de tantas velas moradas, rojas y azules, vio el brillo en la espalda: Tenía grabada unas figuras: una luna y una hoz cruzadas por encima con una mandarria todo eso sobre una piel muy blanca destilando una luz blanca fosforecente y la palabra LISBOA en grande cruzando toda la superficie. ¡Tía tú también brillas! Se quedó perpleja. Era cierto ante las llamas de las velas su espalda brillaba, ese brillo atravesaba la tela de su blusa.

     
 

Del poemario ATLANTE :


I

Atlante
yergue tu lanza
arroja tus hijos al mar
y busca otros verdes,
Ya la erupción estalla
guarda los ancianos y
conquista lejanos horizontes.
No cargaste provisiones
Sólo tambores y cantos solares.
Ya la erupción cobija
arrasando tus templos.
No quedará mañana,
otra tierra guardará tu osario.
Holocausto de grietas crece,
se extravían los mapas.
Un triángulo nos difunde.
Ya la erupción bebe mares,
agita los remos.
¡Que cien brazos te aparten,
que logren saltar el fuego!

 

II

Siempre los sueños le llenaban,
de día labores de templo
de oscuro soñaba cielos y
escrutaba
cada día de cada noche.
Fue en esa época
cuando cielo estrellado
vació mensajes:
"No durarían,
no contarían el décimo día”.
Después de la señal
runeó.
Y sólo la piedra blanca
saltó
sobre la roja.

 

III

Y bulleron las balsas
  en la noche sin días,

sabían el mañana
convertirían otros reinos en incógnitas,
no llevarían registros.

El mar zumbaba,
Predominio del macho
contra el aire rojo.
Las chispas desaparecían sus templos,
fue una noche sin día.

  Cielo abrió la sentencia
Yacerán...    
  Yacerán...  
    Yacerán

serán la raya sepultada.
Sólo los siglos nombrarán este día,
mas no habrá detalles,
sólo
luna
luna
LUNA
LUNA
LUNEANDO
LUNA
VIAJANDO
LUNA
Donde
lluvia de estrellas sobrecogerá
la tierra
del nunca más
sin mañana
sin niños,
sólo fuga de rojo y arena.

 

IV

FUEGO    
  ESPUMA  
    MAR

 

V

Hicimos
la estrella fugaz,
en su cola
tatuamos
esta vida que no deja.

 

 
     
 

Del poemario Y SI DESPUÉS DE TODO

 

 
 

I

Y
si después de todo
habitas ahí
soledad de nudos.
Vacío
tu nombre

patearás    
  pasmarás  
    pasarás.
 
     
 

II

Lacras,
dónde
cambias
risa.

Dónde
amnesia
flotas.

 

III

Y
si después de todo
lames
mi risa.
¡Cuánto
ocaso de pliegues!

Bajo,
enmudeces
campana azteca,
autobuses
enclavan horizontes.

Surgen
trepidantes no
NOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO
No!

 

IV

Allí
en el abismo
se le capta,
donde no pregunta.


V

A
Retazos,
trato de ser collage,
deja que Julieta
lata ausencias.

 


 
 

Del poemario ODAS AL NAVEGANTE

SI SÓLO FUESE UNA OLEADA

 
una sola palabra y todo virara
pero en sus aires la vida no complace,
es ...y sólo eso puede hacer;
nos queda hacerlo
en sus infinitas agujas nuestro cuerpo va
más las veces que va que las que vendrá.

 
SI SÓLO FUESE UNA OLEADA

  una sola palabra
que alentara y afirmara
en no sentirnos volutas al capricho de un gran aire

 
SI SÓLO FUESE UNA OLEADA

  una sola palabra
que encendiera nuestras almas y
por un segundo las uniera en un fuego interminable.
Una oleada,
candente ingrávida que sacudiera su digno esqueleto
Y toda su armadura resplandeciera al contacto de la mía
Una sola palabra
Ese torpe vocablo que insinuara el regreso del hombre al centro de nuestro universo
Para allí escuchar la oda perfecta
que volcara el mar en el instante
en que usted pronunciara la vida.

 
     

Imagino que:
usted pasea por las calles tomado del brazo de una joven dama, escuchando su risa
contestando preguntas sólo con su mirada,
le imagino comprando cualquier helado ya de acelga o de yerbabuena,
leyendo sus poemas,
enseñándole cuál es el trono y el reino de la nada,
contándole lo que no espera de la vida
paseando en una plaza eterna de palomas obsequiándole las eternas cotufas.
usted sonríe y para mi el mundo se dispara
camina y sólo veo su silueta aunque sé está acompañado
y no me importa sino el divino segundo en que pueda recordar que algún minuto compartimos la vida y
nos entregamos en una tregua devorándonos tiernamente
y sin afán
sin saber que esa tierra sería devorada por la nostalgia que usted produjo
sólo así hallaría respuestas
usted camina y arranca un manojo de cariaquito morado o del color que prefiera, pero ese inconfundible perfume
le traerá
el color de unos ojos
que no dejan de mirarlo
sólo así bastará que el mundo haya girado en reversa
y en un minuto mi cuerpo haya salido de su ángulo
sólo un segundo bastará para decirme que no fue cierto
que soñé en solitario.

 

XXXIV

Y
si después de todo
soy tigra oteando aparearse
delimitando espacios,
o soy sapo que al besar
convertirás en frágil princesa.

 

XXXV

Y
si después de todo
soy princesa india
conjurando tu tiempo
y beso la lluvia porque no estás
y temo que sea verdad.

 

XXXVI

Y
si después de todo
soy sirena
cautivada por tu voz
llegada desde lo remoto
susurrando
o soy respuesta inventada
por tu alter ego
y soy sólo permanencia
en tu subconsciente.

 

XXXVII

Y
si después de todo
soy rumor de luna llena
de qué sirve tanto,
amor.