VESPERTINA

Odio a mi madre que continúa tratándome como una niña a pesar de mis quince años cumplidos hace ya varios meses siempre negándome el derecho a ver películas censura 13 como si tuviera miedo de la vida que me muestra la pantalla la verdadera vida que ella no conoce por haberse quedado esperando el regreso de mi padre después del descuido de aquél viernes de sus catorce años por eso no me gustaría que hoy notara la falta de Los Aires del Tiempo porque robé su perfume para esconderlo en mi cartera y sacarlo solo en el baño del cine donde me lleva a escondidas su mejor amigo me da risa pensar que moriría si ella me viera entrar a hurtadillas en el baño y colocar gotitas de su olor hasta en las pantaletas que ya me he quitado y que guardo en mi bolso para hacerme la grande y así regreso a la sala oscura donde la Kelly me recibe besando apasionadamente a James Stewart y Alejandro me espera disimuladamente sentado en la última fila camino hacia él con mis pecas escondidas bajo el panqué de mamá tambaleándome sobre los altos tacones que me prestó Teresa esta mañana y que aún no aprendo a dominar ensayando mi primera sonrisa seductora preocupada por mis dientes que imagino teñidos de carmín y el corazón latiéndome tan fuerte que casi acompaña el suspenso de Hitchcock en su indiscreta ventana cuando me siento al lado de Alejandro el olor de su tabaco y de su colonia y esa manera suya de acariciamie el cuello y bajar como al descuido por mi espalda me excitan tanto que la humedad se derrama entre mis muslos mientras Stewart desde la pantalla me mira con sus binoculares como si fuera mamá espiándome y eso me asusta y me gusta y me asusta para gustarme nuevamente y ya la mano de Alejandro desabrocha mi blusa y acaricia mis pechos que se me ponen duros y repletos de deseo que se calientan tanto que Alejandro moja las puntas de sus dedos con saliva que saca de mi boca para que no se agrieten pienso mientras mi vientre late casi tanto como este corazón que se me desboca y Alejandro toma mi mano como al descuido y la lleva hacia su pierna y yo apenas me resisto porque quedo atrapada en esa cosa viva que se esconde entre sus piernas y responde rítmicamente a mis presiones y yo atrevidamente intento bajar el cierre de su pantalón pero él hace como si no quisiera solo para darle un poco más de tiempo al juego y yo insisto restregándome en su cuello y jadeándole en la oreja donde meto mi lengua sorprendida entre el deseo y mis acciones que van apareciendo como si hubiera hecho esas cosas desde siempre y percibo el escalofrío de mi cuerpo como piel de gallina con la lengua de Alejandro escrutando mi oído izquierdo mientras mi mano se independiza y logra desenfundar la oscura daga que apunta hacia ese hombre que continúa espiándome en su silla de ruedas desde la pantalla y es mi mano distraída la que sube y baja la piel de su lanza hasta que se humedece toda y se hace tan suave y aceitosa que la mano se resbala y pierde el ritmo pero Alejandro es tan bueno que me ayuda con su mano a reencontrarlo y él también intenta meter la suya en mi entrepierna que protejo con mis rodillas muy juntas como mamá me ha enseñado y oigo al hombre de la pantalla que dice falta de práctica y casi me da risa y me distraigo pero mi Alejandro insiste y su sobresalto es grande cuando me descubre desnuda entre mis faldas empegostada de mis mieles interiores preparada para recibirlo y es su dedo índice el que me penetra suavemente resbalándose hacia adentro y luego dos dedos más juegan con mi clítoris tenso y después son otros los que buscan muy adentro un punto que casi me enloquece de placer imaginando sus dedos grandes y morenos mientras siento la rítmica presión hasta que me orino y él esparce mis aguas sobre mi vientre mientras conduce mi mano nuevamente hacia su arma oscura y rígida y ellos continúan espiándome desde ese cuadrante iluminado mientras aprendo el juego a las escondidas con su sexo una dos y tres y un poco más rápido mientras presiono su cirio o su daga o qué se yo que nombre ponerle a esa cosa que se resbala y se esconde y vuelve a resbalar cuando apenas he logrado atraparla hasta derramarse como una fuente de lejía que huelo con delicia y unto en mis ojos y en mi boca y en mi cara y cuando regreso porque quiero seguir con el juego sin entender la lucha del hombre con la pierna escayolada y grabando por ahí en mi memoria que debo regresar a ver la película porque parece buena pero regreso a mi lanza y lo que encuentro es un pájaro que se adormece desfallecido entre mis manos confiado en que nunca nadie sabrá nada y mamá encontrará sus Aires del Tiempo sobre su peinadora como si cosa alguna hubiera sucedido ese viernes de abril.