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Bruja Veleta

 

 


En la vieja torre
de algún campanario
tenía su veleta
una bruja inquieta...

Soplaban los vientos
para dar aliento
a esa engreñada
escoba embrujada
que, como veleta,
giraba... giraba...

Si era el viento Sur
el que se acercaba,
la escoba viajaba
junto al Brujo Azul...

Si era el viento Oeste,
la escoba decía:
¡¡ya no me moleste!!

Pero si pasaba
el viento del Norte,
daba media vuelta
con el Brujo Aponte....

Cuando regresaba
el viento del Este,
sabía,
–segurito–
que su escoba ecuestre
iría al infinito.

Los días de aquelarre....
aquella veleta
de la bruja inquieta
giraba y giraba
indicando el rumbo
de la reunión
a todas las brujas
del gran caserón.

Así, la veleta
de la bruja inquieta
hizo travesuras
en noches oscuras:
metió en sus enaguas
un viejo paraguas
con cuatro vampiros
y siete fantasmas
para que los vientos
no la molestaran.

Luego....
tomó el polvo mágico
y montó su veleta
riendo a carcajadas
mientras que los vientos
llenitos de miedo
se quedaban quietos
quietitos...quietitos...
sin mover la escoba
que, como veleta,
daba cien mil vueltas
sin que ellos soplaran,
porque esa escobilla
estaba hechizada.


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