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El Casorio de la rana y el morrocoy

 

 

A un morrocoy de río le salió enamoramiento
con una rana del charco donde se devuelve el viento.

El morrocoy presumía que la rana platanera
era joven casadera, por eso la pretendía.

Pero una clara mañana
las comadrejas volvieron con una noticia rara:
–“No propongas a esa rana promesas de matrimonio,
porque ella tiene su novio en una charca lejana”.

El morrocoy por curioso, emprendió viaje a la charca
y con un sapo mohoso entabló esta amarga charla...

Dijo el sapo al morrocoy:
–“La ranita presumida que te está quitando el sueño
encontró su nuevo dueño y por él da hasta la vida.

Ya le compró la sortija, el ajuar de matrimonio...
Y aunque traigas al demonio perderías, tú, la partida”

Entonces, el morrocoy entre sorprendido y tristón
le dijo al sapo mohoso:
–“Casi, casito, ya me casaba con la comadre

Comadre Rana,
pero vinieron las comadrejas hasta mi cueva
-muy de mañana y
me dijeron que la Comadre tenía su novio
junto a la charca.

Como era un novio de piernas locas
que dando un salto trepa una roca,
mejor me olvido de esbeltas ancas...
y hago las pases con mi tortuga de patas blancas.

 


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