Profesora e investigadora egresada en  Ciencias Jurídicas de la Universidad de La Habana, cursó en esa misma institución estudios de especialidad en Filosofía (1973-1976), realizando posteriormente distintos cursos y seminarios de perfeccionamiento profesional como postgrados en esa disciplina, así como en Metodología e Historia de la Ciencia (1977-1991). Ha obtenido en la Facultad de Humanidades y Educación de la Universidad de los Andes el título de Magíster Scientiae en Filosofía (2005). Entre 1976 y 1993 se desempeñó como docente en la Universidad de La Habana, impartiendo inicialmente cursos de Historia de la Filosofía y sobre Pensamiento cubano. Desde 1998 es profesora de diversas materias en la cátedra de Filosofía en el Seminario Mayor San Buenaventura de Mérida.

En el campo de la investigación participó en la Facultad de Filosofía e Historia de la Universidad de La Habana en los proyectos ‘Dimensión histórico-filosófica del problema del hombre’ (1985-1987) y ‘Humanismo e historia en Fernando Ortiz’ (1990-1991). En el Centro Arquidiocesano de Estudios del Arzobispado de La Habana tuvo bajo su responsabilidad  la Sección de Filosofía y Teología, donde realizó una investigación sobre la filosofía cristiana de la historia y la antropología del existencialismo (1990-1994). En 1991 publicó, en coautoría con Lourdes Rensoli, el libro Dimensión histórico-filosófica del problema del hombre,  editado por la Facultad de Filosofía e Historia de la Universidad de La Habana. Como compiladora y prologuista ha publicado en la Antología de Pensamiento cubano la sección  correspondiente a Humanismo e historia en Fernando Ortiz (4 t, Universidad de La Habana, 1990). Derivados también de sus trabajos de investigación ha publicado diversos artículos y ensayos en diferentes revistas del ámbito académico cubano y venezolano, entre  ellas la Revista de la Universidad de La Habana, la Revista Cubana de Ciencias Sociales, Vivarium (revista del Centro Arquidiocesano de Estudios de La Habana), Revista Actual (Instituto de Literatura y Lingüística de la ULA), Revista Lengua y Habla (Centro de Atención Lingüística de la ULA)  y Revista Dikaiosyne (Grupo Logos de la Facultad de Ciencias Jurídicas y Políticas de la ULA). Entre estos trabajos hay estudios sobre la filosofía de Karl Popper, Jacques Maritain, Karl Jaspers y varios sobre el pensamiento de Fernando Ortiz. Las revistas Vivarium (Arzobispado de La Habana)  y El Sembrador (Seminario San Buenaventura) han publicado también algunos de sus poemas. En 1990 recibió el Premio Especial al ensayo “El principio antropológico y la superación del positivismo en Fernando Ortiz”, en el Simposio de Cultura de Ciudad de La Habana. En septiembre de 1996 ofreció  un seminario sobre el tema Antropología y transculturación en la obra de Fernando Ortiz, en el Instituto de Investigaciones Literarias ‘Gonzalo Picón Febres’ de la Facultad de Humanidades y Educación de la Universidad de los Andes. Actualmente es miembro del Consejo Asesor de la Revista Dikaiosyne y Asesor Académico de la Cátedra de Filosofía del Seminario Mayor San Buenaventura en Mérida. Ha sido miembro fundador de la Sociedad Cubana de Filosofía.

     



CONJURO

Tu silencio 
puede abrir de improviso
mis secretos recintos
convertir el ensueño del instante
en el vacuo espejismo
de una espera que devora sus temores
desgarrando
trozo a trozo, cada fibra
del sangrante latido de mi alma.


LEJANÍA

(A mi esposo)



Tu ausencia se desliza
a mis espaldas.
Ladrón que espía cada gesto de mi rostro
robándome cada lágrima o sonrisa,
yace nocturna en mi reposo
-oscuro hiato del recuerdo-,
me abraza y me condena.
Testigo fiel de tu existencia
poblando mi sustancia.
Extraña visitante, perenne compañera,
viajera entre nuestras soledades.
Rastrea mi camino en cada huella,
impide mi retorno  a todo encuentro,
se torna en mi propia encrucijada.
Engendra el caos, en la torpe promesa
no sé si de un orden imprevisto,
se me abalanza y somete mi añoranza,
me hace perder el hilo de mi laberinto
y quemarme en tu amor, como una llaga.

27 de junio, 1993



A JORGE LUIS BORGES

Los verdaderos sueños
nunca son voluntarios
escapan siempre
a nuestro temores secretos, los revisten de sustancia,
dibujan sus mil rostros,
y nos van haciendo anónimos, abisales,
fundidos con el caos,
único sueño posible
de la voluntad perdida.

 

 

ALIBÍ

El espejo devuelve la imagen atrapada
-reflejo de miradas que interrogan.
Sorpresa detenida en el encuentro
del rostro siempre propio, siempre ajeno,
riendo su tangible lejanía.
Asoma su trasunto la silueta,
escapa desdoblada desde el límite
de un tiempo retorcido, y enloquece
la memoria de una imagen, que no evoca
-quizás duerme
el sueño temeroso de la sombra.
Retorno hacia el país de lo imposible.
Extraño pez, en su propio elemento detenido
bordea inapresable la pétrea superficie
-caricia de destellos, la aleta se adormece.
Escapa a la mirada.(Nadie acusará
al espejo cuidadoso
de haberle traicionado a sus espaldas).
Pretexto en la jugada, ríe oculto,
pasando ante sí mismo, como un guante
volteado hacia su envés por sortilegio.

Horada el tiempo, abierta su sustancia
(herida rota, añico en el espejo).
La apuesta de lo ambiguo sangra al borde
de una pregunta callada, en la sospecha
de habernos convertido, como Alicia
en viajeros de un mundo abandonado.

Poemas ya publicados en la revista del seminario San Buenaventura,

"El Sembrador" (Año 70, Edición 201).

 

 

INSTANTE

La tenue salamandra de angélico tejido
sucumbe a la terrible hebra del silencio.

El glacial abandono
congela el halo nacarado de su estirpe,
regio embozo de titanes vencidos en las justas
por la leve sombra del fuego detenido.

Cronos enmudece.
Su impotencia abandona la batalla. La armonía
no trafica con certámenes.

El murmullo del tiempo
aguarda al borde de temores
consagrados a la muerte. Hilo de araña
serpentea bruñido hacia su presa
suspendida en la nada, en el vacío,
donde asoman rendidas de cansancio
oscuras muecas de rostros casi conocidos,
envueltos en fluidos capullos,
en madejas de cabellos. Crisálidas inermes
de alas impasibles.
Cadáveres callados.

De súbito
sueña la quimera trocarse en mariposa. Irrumpen los sonidos.
El velo se disuelve,
la urdimbre de la oruga prosigue su juego afortunado,
la hoguera se deshiela y el gusano
simula el fuego fatuo del arjé
del que nacen estrellas.

Una vez más
la luna de la noche
ha escrito su leyenda en la palabra
-sutil manto tornadizo-
y ha ocultado su faz tras una nube.

 

 

LEYENDA

Los tritones lloran en silencio
sin gemidos ni estertores.
Sus lágrimas
ensanchan los mares encantados
se tornan perlas, coral, algas,
tesoros de guardianes olvidados.
Su dolor
se quiebra en aleteos,
vaivén de olas,
caricias de espumas en las playas.
Su tristeza
despliega la túnica acuosa que los viste
y el beso delicado del océano
revela su mágico delirio.
Su agonía de muerte
es su proeza,
el precio destinado
a silenciar el estrépito de los elementos,
las tormentas de toda superficie,
el aparente naufragio
de la unidad soñada.